Son muchas las personas que se encuentran sobrecargadas de responsabilidades, algunas por decisión propia y otras por causas que son externas y que terminan por complicarles la vida. Aunque todos pasamos por determinados periodos de tiempo con cierto nivel de estrés en las actividades cotidianas, no todos tenemos la misma capacidad para manejarlo y en varias ocasiones hay personas que tienen una crisis a causa de la presión por realizar una o varias tareas encomendadas.
Existen varias situaciones que pueden provocar una depresión laboral, que en parte se debe a grandes presiones en el trabajo o en un ambiente lleno de desconfianza y tensión. Los principales síntomas son el desinterés por el trabajo, disminución de la productividad, ausentismo constante, falta de cooperación y de sentido por la vida, además de una baja autoestima. Por esto, es importante que tanto el personal de recursos humanos como los directivos de la empresa estén al pendiente de sus empleados, ya que las personas afectadas no son conscientes de lo que está sucediendo o si se percatan prefieren no decirlo por el miedo a perder el empleo. Si una persona se encuentra motivada y satisfecha con su trabajo funcionará también adecuadamente en otros entornos como el afectivo, el familiar y el amistoso.
Principales causas de la depresión laboral
1. No haber elegido la carrera correcta es una de las causas de los profesionales que estudiaron una carrera no es acorde a sus aptitudes, por lo que no disfrutan de su trabajo.
2. No hay motivación, con lo cual se crea una frustración por no tener la superación laboral que se quería, por un sueldo injusto o bien por la competencia desleal entre los compañeros de trabajo, malos entendidos, envidias o tener un jefe que no reconoce los logros de sus empleados.
3. Obtener un puesto que no tiene nada que ver con sus capacidades es un factor que puede ocasionar un daño al empleado que aspira a tener un puesto determinado y también a la empresa que si no tiene un departamento de recursos humanos puede llegar a apostar por una persona que no tenga los conocimientos necesarios para poder desempeñar una función específica.
El empleado que sienta que no puede desempeñar bien su puesto de trabajo presentará baja autoestima y frustración, con lo que puede desencadenarse una depresión laboral.